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Cuando no te sabes la letra ¿cómo lo cuentas?

Imagínate que llevas varios años aprendiendo a realizar una actividad en concreto. No eres especialista en el tema pero tampoco eres un recién iniciado. En un momento dado, te apetece compartir esa habilidad y entras a formar parte de un grupo, de una empresa, de una banda de rock,…

Y ahí cambia todo. Pasas de tripular un velero pequeñito y manejable tú solo a embarcarte en una goleta donde tú ya no eres el capitán. Eres el último en llegar, no conoces el destino, no conoces el camino, no conoces a tus compañeros de viaje y, sin embargo, eres la cara más visible del proyecto.

Para abrazar esa incertidumbre cuando eres el principal comunicador/a del escenario creo que los aprendizajes de esta historia te pueden resultar útiles. Bienvenido/a al tercer video de #lavozcomomaestra.

Hago aquí un paréntesis para comentarte que llevo en el mundo de la comunicación más de 20 años y como ponente y Formadora he pisado muchos escenarios. Me he enfrentado muchas veces a diferentes audiencias, situaciones inesperadas, algunas maravillosas y otras desagradables y de esa experiencia, he extraído la metodología que permite a cualquier persona enfrentarse a cualquier exposición en público, dando lo mejor que tiene en ese momento, disfrutando o sacando un aprendizaje de la experiencia.

Si ya hablas en público sabes que preparación y práctica es lo que te confiere confianza y seguridad en ti mismo. ¿Y qué pasa cuando no sabes lo que te tienes que decir?

Vuelvo a la historia. Al momento de incorporarme al grupo.

Cantando en grupo

Pedí ayuda a Jorge, propietario de La Nave de Música Moderna en Alicante (@lanavemusicamoderna) para incorporarme a un grupo, un combo, en el que tuvo lugar mi primera vez como vocalista.
Jorge me dijo que el grupo estaba ensayando témazos como “Living o a prayer” (Bon Jovi), “Easy lover” (Phill Collins) o “Route 66”. Me imprimí las letras, las ensayé durante varios días y allí que me planto, no conocía a nadie, me presenté, los del grupo fueron encantadores y muy comprensivos.

Lo pasé regular, la verdad. De cantar sola y a mi ritmo, de repente, debo amoldarme a dos guitarras, un bajo, un baterista, un teclista y el profesor, quien me dice “vamos con «Cocaine”.
Mi cara, un poema.

-“Co¿qué?”
– Sí, “Cocaine”.
Saco el teléfono y pregunto “¿Cómo se escribe? (Que me perdonen los fans de Eric Clapton).

Y seguí las indicaciones de Quim, poniendo todos y cada uno de mis sentidos en algo que sentí que me sobrepasaba. Maravilloso ver que puedes formar parte de un grupo y frustrante ver cuánto te falta para dar un mínimo viable (que suene bien, vamos).

Aquí la original, del grandísimo Eric Clapton.

Los 3 aprendizajes desde la voz.

1. Necesitas alguien que te dirija. Necesitas un líder o una lideresa que te marque las pautas y te indique paso a paso qué tiene que hacer y cuál es tu papel dentro del grupo. Cuándo tienes que entrar cuándo tienes que salir. Cuándo el protagonismo es tuyo y cuándo el protagonismo corresponde a otros miembros del equipo, aceptar tu papel Aunque no sea destacado y solo estés marcando una base rítmica, por ejemplo, el bajo y la batería que le dan suelo y consistencia a toda la actividad del grupo


2. Aceptar la incertidumbre es aceptar que no vas a disfrutar a tope la primera Vez que haces algo. Pero hay que estar dispuesto a pagar ese precio, porque todo gran viaje comienza con un primer paso. Cuando digo, aceptación no quiero decir resignación. Resignarse es aceptar que no podemos hacer nada por cambiar esa situación. Aceptación es admitir la realidad sin juicios y estar dispuesto a fallar para aprender, y desde ese punto de vista, cuanto más estrepitoso sea el fracaso mayor, debe ser el aprendizaje.


3. Después del evento, realizada esa primera parte del viaje que seguramente habrá sido dura, saca los juicios de tu mochila. Cuando te enfrentas a una situación por primera vez y te has preparado hasta el límite de lo que conoces, nada más de ese exigible. A partir de ahí solo te queda ver qué pasa y confiar en las capacidades que te ha dado la vida para adaptarte y afrontar esa situación.
Quiero dar las gracias a Quim, el profesor, por guiarme con paciencia y una sonrisa. Gracias a todos y cada uno de los miembros del combo que me acogió y me facilitó muchísimo la tarea.


¿Sabes lo más chulo de esta historia? Que sí se puede.

Tal como en la música, en la vida y en la comunicación enfrentamos momentos en los que no sabemos qué decir o hacer.

Y es precisamente en esos momentos donde nuestro verdadero carácter y habilidades salen a relucir.

Se puede cantar una canción aunque no te la sepas.

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